Empieza el año y con él dan inicio, o continúan, los melodramas mediáticos de turno. En las portadas de los diversos medios de análisis internacional, aparte del tema COVID como omnipresente estrella de los últimos veintitantos meses, la noticia de estos días viene siendo el diferendo Rusia/EEUU/EU/OTAN/… Ucrania. Dentro de este en particular la noticia real es, como no puede ser de otra manera, el desacuerdo ruso-americano en torno al acercamiento de la OTAN a las fronteras Rusas y presumible emplazamiento de misiles de corto alcance, tras la retirada en la era Trump[1] del acuerdo que limitaba su desarrollo para ambas potencias. Aun así, el ruido ambiental se está haciendo con la cantaleta ucraniana y el “!viene el Oso!” que alientan desde su presidente a algunos líderes y lideresas europeos.
Dentro de este coro de gansos el día 13 de enero de este mes se hacían eco las principales agencias noticiosas de una información que ponía a Cuba y Venezuela en el centro de una polémica relacionada con este conflicto[2]. El titular en cuestión, repetido con solo algunas variaciones en los principales medios “serios” y fakechequeados de las Naciones Democráticas del mundo “libre” decía lo siguiente: «Rusia amenaza con el despliegue militar en Cuba y Venezuela»[3] si EEUU no acepta sus propuestas en la negociación. De una forma u otra, todas las terminales mediáticas que se hacían eco de la noticia a raíz de unas declaraciones de Sergei Ryabkov, viceministro ruso de Asuntos Exteriores, donde, si bien no negaba la posibilidad del emplazamiento, tampoco lo confirmaba como estrategia diplomática para resolver la crisis. De esta forma, la caja de resonancia guerra friísta y rusofóbica de los medios anglosajones y sus acólitos en otras lenguas; comenzaron de inmediato el réquiem por el mundo tal cual lo conocemos[4], ante la eminente destrucción mutua asegurada de las dos principales potencias nucleares del planeta.
No pienso en lo que sigue ahondar demasiado en el análisis de esta situación en particular, desde el punto de vista geopolítico de las grandes potencias en conflicto, puesto que lo hasta ahora dicho sobre el asunto es muchísimo y no se necesita de más discernimiento. Por el contrario, lo que propongo a continuación es un brevísimo vistazo a la situación geopolítica de uno de los aludidos, Cuba, a inicios del 2022, una vez que ha sido mentada su existencia material y política en el contexto de este dominó mundial, donde fichas y jugadores se mueven al ritmo de múltiples intereses geoestratégicos, geoeconómicos y geopolíticos.
En este sentido, como hipótesis de trabajo sostendré que, aun con lo que dicen muchos panfletarios del diferendo Cuba/EEUU, a ambos polos del espectro político dentro y fuera de la isla, la proyección geoestratégica de Cuba en el presente en marcha está lejos de ser clara y distinta[5]. En este sentido, sería muy apresurado asegurar que en Cuba tiene Rusia, China, Irán o cualesquiera de los estados así llamados ‘Autoritarios’ por nuestros fundamentalistas de la democracia liberal a lo yanqui; un portaviones seguro donde emplazar nada. Ni un misil nuclear ni un puesto de fritas. Si juzgamos por lo visto en el último quinquenio en materia de “apertura”, como le dicen en la isla a las reformas político/ideológicas/económicas; Cuba está hoy más cerca de los movimientos de izquierda indefinida, caviar, woke o progresistas (según la terminología que se prefiera) muy de moda hoy en el contexto hispanoamericano, que de la otrora izquierda definida, nacionalista y soberanista antes defendida por el difunto Fidel Castro.
En el último quinquenio, hemos visto como el pensamiento “liberal” de las madrazas del partido demócrata norteamericano y la panoplia de discursos multi todo y pluri lo que sea, ha desembarcado en la isla, movido por las mismas aguas y vientos que lo han llevado a todas partes. Esto es, ONGs, financiamiento a los así llamados “intelectuales” progresistas, becas universitarias, Agenda 2030, redes sociales, defensores de los Derechos Humanos y el largo etcétera por todos conocido. En este aspecto, en Cuba se estaría dando la misma dialéctica que vemos en todas partes, donde los PPs y los PSOEs de cada nación, defienden las mismas ideas. O, dicho de otra manera, luchan por los mismos financiamientos, pero desde posiciones políticas sólo aparentemente “distintas”. En este sentido, tanto el gobierno cubano, como muchos de los así autodenominados “opositores” defienden ser los legítimos poseedores y defensores de la ortodoxia globalista y sus teorías sobre el género, los unicornios, el sexo de los ángeles y lo que se pinte por delante y para lo cual haya alguien dispuesto a dar financiación.
Así, hemos visto en los últimos años el auge de movimientos LGBTQ+, de reivindicaciones de género, animalistas, ecologistas y hasta indigenistas, tanto dentro del gobierno cubano como de la oposición, con las consabidas diferencias en los discursos, que vemos en todas partes donde los “polos opuestos” del espectro político se encuentran, como los contrarios de un círculo, contraria sunt circa eadem.
Visto así, la política (al menos discursiva y proyectada) del gobierno cubano, estaría más cerca del proyecto que buscaba exportar el Difunto político Barack Husein, que la que podría defender el Ztar de las rusias actuales Vladimir Putin. En este sentido, el presidente Miguel Mario Diaz Canel, pareciera que busca parecerse más a un personaje como Alberto Fernández, que a un Xi Jinping o a un Kim Jong Un; por citar dos jefes de Estado de países auto declarados socialistas. Sin embargo, con esto no estamos afirmando que el rumbo geoestratégico de la isla está decididamente en la integración panamericanista con el gigante del norte. Las esperanzas que despertó en la Habana una hipotética victoria de Biden durante la campaña de 2020 fueron enormes, pero hoy se ven aguadas por la apatía de un presidente que no tiene muy claro casi nada y que más bien fluye por los designios ya pautados de la política exterior, donde los halcones no parecen tener un puesto, de momento, para Cuba en la proyección imperial inmediata. Con esta actuación, la Habana ve cada vez más lejos el retorno a los días felices del deshielo en 2016. Por aquel entonces, el que fuera presidente y su vice, hoy mandatario, impulsaban un futuro para Cuba, donde esta estaría plenamente inserta en el esquema neoprogresista y ultraliberalizado global, con el que soñaban Obama y los obamitas de Wall Street y Silicón Valley.
En este mundo feliz, el obsoleto concepto de guerra fría contra Cuba parecía que desaparecía por inútil e inoperante, en un contexto global donde la guerra misma entre naciones debería en sí misma ser obsoleta, ante la desaparición Fukuyamica no de las guerras, sino de las naciones. Con esta idea en mente desembarcó Barack Husein el 18 de febrero de 2016 en la Habana del 2016 “cultivando rosas blancas”[6] y hablando a los cubanos de realidades completamente ajenas al panorama sociohistórico, cultural y político de la isla. En realidad, de lo que se trataba era de suspender los garrotes y repartir zanahorias por considerarse más eficaces a los ortogramas imperiales de por entonces. En este contexto, la aplastante superioridad estratégica y propagandística del departamento de Estado, hizo mella en un muy esperanzado y francamente confiado pueblo cubano, que vio en el discurso almibarado del “compañero Obama” unas honestas propuestas de paz y concordia entre las dos naciones. Y no es que estuvieran del todo equivocados, pues las intenciones del presidente ciertamente eran ofrecer la paz a los cubanos, solo que una “pax global a la americana”, donde Cuba jugaría el rol de portaviones izquierdoso de la agenda cultural que por entonces era política de Estado en la Casa Blanca.
Este plan, sería en términos generales bien recibido en una parte de la élite política cubana, pero obstaculizado de inmediato por otra, con un Fidel ya muy desgastado físicamente a la cabeza de la rebelión, que aun sin entender categorialmente el asunto, se olió la trampa en la ensalada[7]. Mas sabe el diablo de política por viejo que por diablo, dice el adagio. Así, entre los frenos puestos por las pugnas internas dentro de la isla por la negativa iniciada por Fidel y parte de la vieja guardia y la pausa trumpista que en buena medida revivió el diferendo a la vieja usanza, parece que por unos grillos impertinentes que habrían medio ensordecido a un par de diplomáticos en la sede del malecón habanero.
En este contexto, Fidel morirá en noviembre 25 de 2016, Raúl anuncia su retiro en 2018 y es elegido Miguel Diaz Canel Bermúdez como jefe de los Consejos de Estado y de ministro del país, quien convoca a una reforma constitucional que se aprueba a inicio de 2019, ocupando el nuevo cargo de presidente de la República. Con la llegada de Canel a la presidencia, este realiza una extensa gira internacional que incluye tanto a países “neutrales” (europeos fundamentalmente) como “aliados” del tipo la Federación Rusa, la República Popular China y la República Popular Democrática de Corea[8]. El recorrido, constituyó un intento de creación o reafirmación de las alianzas para Cuba.
En lo relativo a los aliados, aunque en el papel quedaría presentado de otra manera, la realidad del momento al parecer planteó un escenario muy distinto del esperado por el recién estrenado líder cubano. Este, vio cómo sus socios naturales de siempre reafirmaban su compromiso de apoyar a Cuba en lo político, pero en lo absoluto ‘cargar’ con el pesado fardo económico que representaba “amparar” un país que, a nadie escapa, nunca ha podido encontrar una fórmula eficaz que le permita sortear sus retos económicos. En una palabra, habría abrazos para los cubanos, pero no yuanes ni rublos. O al menos, de haberlos, estos no serían dados de manera incondicional como al parecer esperaba el gobierno de la Habana.
A todas estas, en el “hemisferio americano” las cosas iban de mal en peor. La aliada Venezuela continuaba su caída en picada y la nueva administración de la Casa Blanca regresaba a la cansina y anticuada retórica de los 90 hacia Cuba. En realidad, lo que ocurría es que el tema Cuba se había desinflado en Washington, pasando a ocupar el lugar de nulidad geopolítica para el Dpto. de Estado que tenía antes de Obama.
Ante este escenario internacional, la situación interna de la isla no hace más que deteriorarse. Con el “Embullo Obama” muerto definitivamente, quedaban atrás el breve y luminoso 2016-2017, donde recuerdo (vivía en Cuba por entonces) casi se puedo decir que renació una cierta esperanza entre los cubanos y se vieron muy ligeras mejoras en la vida de todos. Tras este lapso, la realidad pura y dura de nuestra economía frágil, dependiente, y cuasi “mono sectorial” basada en el turismo, las remesas y la exportación de servicios, médicos, sobre todo, nos golpeó en la cara “con una fuerza más”. Empezaba para Cuba lo que eufemísticamente el gobierno de la isla denominó la “Coyuntura”, que no era más que el inicio de una crisis económica de proporciones bíblicas, que revivió los terroríficos 90 en las mentes de muchos cubanos que vivimos aquellos años. Y nótese que todo esto pasó antes de la llegada del COVID-19.
Ya con el virus haciéndose patente en todo el Globo terráqueo, los acreedores internacionales de la isla apretando las tuercas de la deuda externa cubana y tras unas protestas históricas que puso en la calle a miles de cubanos cansados por las múltiples crisis que los venían asediando en los últimos 4 años, el gobierno empieza a dar tímidos signos de un giro en su política exterior, tras un cambio en su discurso interno. Esto es, intentando “modernizar el socialismo” no sólo con reformas económicas tendientes a incrementar la actividad económica no estatal, sino modificando el discurso oficial en torno a ciertos temas sociales, con la incorporación de categorías desconocidas hasta entonces por los cubanos, pero similares a las que había utilizado el compañero Obama durante su visita en 2016. Entre estas, destaca un nuevo discurso en favor de las “minorías” (término jamás empleado antes en la política cubana), que incluirá “sentadas” del presidente Diaz Canel por los derechos de género y por una Cuba antimperialista[9], con pañuelos incluidos o reuniones en la sede del gobierno con miembras y miembros de la comunidad LGBTQ+[10] para escuchar sus demandas. Y para completar el panorama, asistimos a la consumación de una anunciada reforma del Código de Familias cubano, documento rector de las políticas en materia de familias en Cuba, con un carácter “moderno e inclusivo”, según sus propios promotores. Que precede a la implantación de una ley de protección animal[11], también a la altura de las exigencias progres del mundo ‘inclusivo’. O sea, que se abre la posibilidad de que tome cuerpo de ley en Cuba, las políticas “culturales” del wokismo, que no es más que la versión neoideológica del liberalismo anglosajón. En pocas palabras, diremos que la agenda 2030 ha entrado en Cuba con paso firme[12], y así lo ha declarado el propio gobierno en múltiples ocasiones[13].
Una vez expuesto este recorrido, la pregunta que cabe plantearse es la siguiente: ¿Cuál es la posición
geopolítica de Cuba ante los retos internacionales del momento? O más específicamente, ¿qué lugar ocupará la isla en el reparto de las influencias de las grandes potencias? Lo cierto es que, en su acostumbrado hermetismo, es muy difícil predecir una toma de partido específica de los nuevos dirigentes cubanos. Si bien es cierto que las recientes manifestaciones ideológico-políticas, parecieran indicar que Cuba está de lleno inmersa en la dialéctica liberal anglosajona, que según el profesor Marcelo Gullo[14] tiene una versión económica (el neoliberalismo propiamente) y otra cultural (el progresismo), pero que no son más que dos caras de una misma moneda. Todo indica a que Cuba está ahora implementando las políticas de la segunda de estas caras (progresismo), lo cual anunciaría un movimiento pendular de signo contrario en lo económico, en un futuro no muy lejano. Aun así, todavía no tenemos por parte de Cuba una clara toma de partido en la reciente crisis EE. UU. vs Rusia, ni acaso sobre el diferendo EEUU vs China, lo cual podría ser un indicador de que en la Habana se está esperando para ver de qué lado se inclinará la balanza geopolítica.
Mientras tanto, y sólo por si acaso, Cuba reitera sus “buenas relaciones” con todo el mundo, pero no expresa claramente una posición que la comprometa en alianzas de las que no pueda soltarse con facilidad. Rusia, aun cuando no es la antigua URSS, despierta a nivel sociológico en la isla, sentimiento de una mayor simpatía, al menos en lo que atañe a una generación numéricamente muy extensa en la isla. Más aún, tiene por supuesto entre los militares cubanos mayor predicamento de lo que pudiera tener el gigante del norte, con quien sólo los une un largo conflicto retorico extendido por décadas. De aquí que si bien no creemos que el Presidente Canel esté por la labor de revivir viejos lazos con la otrora capital del comunismo, tampoco descarta la posibilidad de lanzarse al abrazo del oso[15], si el patio cubano sigue complicándose y si Biden no da muestras de ser Obama, aunque se un poquito.
La política exterior cubana, ya desde tiempo de Fidel, siempre se caracterizó por ser camaleónica y variable, cuestión por otra parte comprensible ante la fragilidad territorial y demográfica de la isla. Su posición geográfica, a 90 millas del imperio realmente existente, le ha puesto siempre en el centro de disputas geopolíticas que exigen un alto grado de realismo político y pragmatismo estratégico. La figura de Fidel Castro, independientemente de que nos guste o no, representaba un valladar de ese realismo y objetividad política que Cuba siempre ha necesitado para sobrevivir soberanamente, sea cual sea el proyecto de nación que intente construir. Con Fidel desaparecido físicamente, y con un Raúl cada día más fuera del panorama político por lógica generacional, no está claro, ni sospecho que decidido, el rumbo que tomará la isla en los años venideros. Habrá que esperar y ver cómo evoluciona el 2022, que a todas luces será un año crucial en la determinación de hipótesis más claras.
Duzan D. Avila Castellanos
[1] https://cnnespanol.cnn.com/2019/08/02/estados-unidos-se-retira-formalmente-del-tratado-nuclear-con-rusia-y-se-prepara-para-probar-un-nuevo-misil/
[2] https://www.nytimes.com/2022/01/16/world/europe/russia-ukraine-invasion.html
[3] https://www.msn.com/es-co/noticias/mundo/rusia-amenaza-con-un-despliegue-militar-en-cuba-y-venezuela/ar-AASKiR4
[4] https://diariodecuba.com/internacional/1642526054_36875.html
https://adncuba.com/actualidad/internacional/otan-preocupada-por-amenaza-de-rusia-en-cuba
[5] https://www.cibercuba.com/noticias/2022-01-14-u191143-e191143-s27068-cuba-muda-moscu-washington
[6] https://www.youtube.com/watch?v=9QyOznSUZn0
[7] http://www.fidelcastro.cu/es/articulos/el-hermano-obama
[8] https://misiones.minrex.gob.cu/es/articulo/concluye-periplo-internacional-de-presidente-cubano-con-firma-de-acuerdos-en-laos
[9] https://www.periodicocubano.com/diaz-canel-hace-el-ridiculo-con-su-sentada-espontanea-en-el-parque-central/
[10] http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/10/08/si-es-historico-encuentro-de-diaz-canel-con-representantes-de-la-comunidad-lgbtiq-en-cuba/
[11] http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/02/26/cuba-aprueba-decreto-ley-de-bienestar-animal/
[12] https://www.minrex.gob.cu/es/reitero-cuba-su-compromiso-con-la-unesco-con-la-agenda-educativa-2030
[13] https://mundo.sputniknews.com/20210209/cuba-reafirma-su-compromiso-con-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible-de-la-onu-1094377825.html
[14] https://www.youtube.com/watch?v=sVdp2PJyJ2M
[15] https://twitter.com/DiazCanelB/status/1485669996739051523?s=20