Antes de ir desgranando el título, probablemente de forma presuntuosa, habría que aclarar algunos conceptos que en política se entremezclan causando no pocos equívocos, errores de interpretación y en el peor de los casos hacer de la política una sucesión de oportunismos, la primacía de lo urgente sobre lo importante y los clásicos errores tacticistas que conducen inexorablemente al populismo.
Aclarar conceptos como estrategia y táctica políticas evita cometer bastantes errores de cálculo y fracasos políticos sonados, así como desilusiones e incluso llegar a hacer desaparecer organizaciones políticas por creer que el tacticismo no está sujeto a ningún ordenamiento.
La estrategia de una organización refiere la visualización del conjunto de la política, orienta y planifica las líneas maestras, visualiza el conjunto de la realidad y su articulación, pero aun siendo la que marca las futuras acciones, debe de ser también flexible.
En definitiva, es la estrategia la que orienta todas las acciones a medio y largo plazo, ni que decir tiene que tiene que estar plasmada negro sobre blanco, sino sencillamente no existe y se estaría a las ocurrencias de lidercillos ocasionales que lo único que pretenden es medrar para alcanzar sus propias obsesiones personales.
Por otra parte, la táctica se dedica a desarrollar la estrategia en los distintos ámbitos concretos, es donde la afiliación desarrolla su labor, es la concreción de las políticas concretas a los hechos concretos, la ejecución práctica de las políticas generales y que constituye el día a día de toda organización.
Estas dos cajas de herramientas permiten que la afiliación trabaje colectivamente de forma general para lograr, de forma flexible, los objetivos.
Una vez hecha esta pequeña aportación que pretende aportar claridad sobre estos dos conceptos, vamos a lo que se pretende desde el título.
¿El qué?
Lo que se pretende es desarrollar El Jacobino como una formación política, con una amplia base social, que pretende discutir al resto de las formaciones de lo que se denomina izquierda, tanto su espacio como su razón de ser desde una perspectiva transformadora, socialista, laica, universalista y centralista de las instituciones, tanto del estado como de la propia idiosincrasia del mismo estado y siguiendo la tradición de la izquierda desde la Revolución Francesa, pasando por La Comuna, la Revolución de Octubre y demás revoluciones y cambios socio-políticos acaecidos, dentro de una concepción internacionalista y no nacionalista de las instituciones y de los pueblos.
La propuesta que se pretende formular es la de construir una herramienta política que realmente incida en la sociedad en general y en la clase trabajadora en particular, que sea útil para ellas y no un mero grupo de presión con escasa capacidad organizativa territorial y sectorial cuyo único fin es estar en las instituciones.
¿Por qué?
El desbarajuste del des-concierto autonómico que hemos visto como se ha acentuado durante la pandemia donde cada CC.AA. ha ido por su cuenta, los derechos forales, el cupo vasco, los procesos independentistas a los que la derecha mediática y política alimentaban y la izquierda institucional daba cobijo, las políticas tributarias, la acentuación del conflicto capital-trabajo, el erróneo planteamiento por parte de la izquierda institucional de políticas igualitarias e identitarias; todo ello hace necesaria la aparición de El Jacobino.
Es necesario plantear políticas de igualdad para todos los españoles independientemente del lugar en el que vivan, con un reparto justo y equitativo.
El lugar en el que se mueve El Jacobino es amplio, y no es otro que el conjunto de las trabajadoras y trabajadores que requieren un espacio territorial común de entendimiento en el que no se le discrimine por acento, lengua, color de piel, sexo, género, religión…
Para nosotros y nosotras todo lo que no tenga una concepción universalista, laica y socialista no puede tener capacidad de acogida interna en la futura organización.
¿Cómo?
Es importante saber manejar los tiempos, por eso la introducción sobre la estrategia y las tácticas en política.
Para empezar la transformación en una organización política no es un paso que se deba de dar en falso; hay que tener claro que lo prioritario, una vez trazadas las líneas generales ideológicas y de actuación, es lo organizativo sobre todo lo demás.
En los momentos actuales hay que tener en cuenta las ventanas electorales próximas y no caer en especulaciones oportunistas sobre la conveniencia o no de presentarse, sino si es conveniente que en unas elecciones territoriales en mayo y unas elecciones generales en noviembre hay opción para presentarse con unas mínimas garantías de éxito dada la actual extensión territorial que tenemos y el nivel organizativo del que gozamos.
No hay que ocultar que el crecimiento sostenido actual y las perspectivas de mayor crecimiento son halagüeñas, pero no hay que conformarse con ello, sino ponerse a la tarea de ir dibujando una estructura territorial y sectorial que sirva tanto para el momento actual como el futuro. Establecer una organización territorial teniendo como marco la provincia y una dirección centralizada que marque las líneas políticas y organizativas.
Según El Jacobino vaya consolidando sus estructuras van a arreciar los cantos de sirenas, las tortas como panes, los insultos, las manos por la espalda de “amiguetes” y el vender lo fácil que es todo. No nos engañemos, para una formación como la que queremos organizar nada va a ser fácil, desde la dificultad económica hasta la que pretende medrar entre nosotros, pasando por la escasa o nula cobertura mediática, decirnos que “estamos dividiendo la izquierda” o directamente la descalificación.
Es por eso que necesitamos construir una estructura fuerte en lo territorial, documentada en lo sectorial y uniforme en la dirección (por lo menos en los primeros momentos).
¿Cuándo?
Uno de los momentos más delicados para una organización política es cuando se presenta a unas elecciones, da igual del tipo que sean, generales, municipales, autonómicas o europeas.
Se precisa de una fuerte estructura organizativa para llevar a cabo todos los procesos de forma ordenada.
Desde aprobar una lista, nombrar representantes de la lista ante las distintas Juntas Electorales (Central, Provincial, de Zona), la petición de espacios públicos, listas de interventores-apoderados, documentos varios y documentos oficiales a presentar ante dichas juntas en tiempo y forma y las cada vez más normales denuncias ante ella, y junto a todo esto ¡¡UNA CAMPAÑA ELECTORAL!!
Esto que escrito puede parecer sencillo precisa de una ingente cantidad de recursos humanos y económicos.
Para ello necesitamos tener una estructura interna organizativa fuerte, formación en campañas electorales y además tener en cuenta que las elecciones no se acaban hasta quince días después en las juntas electorales de zona, cuando se proclaman los resultados definitivamente y donde se dan por sancionados los posibles recursos que haya habido en las mesas electorales. Y de ahí, si vuelve a haber recursos a las juntas provinciales y central.
Es un proceso garantista que requiere, como he dicho antes, de una ingente estructura organizativa central y territorial, así como de cuadros formados y con tiempo para realizar labores de este tipo.
Por ello, presentarse ante una convocatoria autonómica o general, es hoy por hoy un hándicap que requeriría un esfuerzo monumental que mermaría fuerzas del proyecto real que se quiere construir.
Además hay que entender que el proceso de culminación en organización política pasa por la conformación de estatutos, legalización ante el organismo pertinente y una serie de aspectos que queremos dar de la forma más seria posible y que pasarían por la convocatoria de un congreso fundacional; este hecho el del congreso fundacional supone durante un tiempo la interiorización de la organización, y hay que preparar documentos, discutirlos, la realización del congreso, la elección de una dirección y la puesta en marcha. Vuelvo a insistir todo esto significa recursos económicos y humanos.
Creo, sinceramente, que el momento más propicio para presentarse a unas elecciones con suficientes garantías sería en la Elecciones Europeas del 2024, en las que dar a conocer en todo el territorio nacional a la formación política de la que nos dotemos, además de que en ese momento probablemente podremos contar con una estructura territorial que sepa afrontar los retos que se puedan presentar.
¡Ánimo y adelante!
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