¿Cómo pensar desde la izquierda del siglo XXI la propuesta ley de amnistía en España? Pocas cuestiones políticas concitan mayor debate en España y pocas están sometidas a más tópicos repetitivos. Ningún problema demuestra tan claramente como éste la necesidad de una nueva izquierda en España.
Estamos ante la Proposición del PSOE de noviembre de 2023 (1), apoyada por Sumar, así como por los partidos nacionalistas que defienden alguna forma de independentismo. En ella se pretende amnistiar los actos relacionados, de un modo u otro, con el proceso secesionista que tuvo lugar en Cataluña. Eliminar para esos hechos toda responsabilidad penal, administrativa o contable, a partir de 2012.
Si la izquierda con representación parlamentaria apoya la propuesta, y la derecha se opone, parecería que lo es de un proyecto político progresista en el siglo XXI. Pero ¿es esto así?
Desde luego, los partidos y movimientos nacionalistas defienden la propuesta por sus efectos prácticos, pero también porque niegan la legitimidad del Estado. Impedir la aplicación de las leyes en ciertos ámbitos temporal y espacial no les crea ningún problema, al revés, es una victoria política. Si la legitimidad del dominio del Estado procede de la ley, como señaló Max Weber (2), y si la esencia de la ley es su aplicación universal y regular (abstracta), nada más adecuado que negarla y hacerlo desde una misma ley de ese Estado. De este modo, aparte de las ventajas prácticas, se plantea la posibilidad de lograr la futura independencia.
¿Y desde la izquierda? Al fin y al cabo, PSOE y Sumar apoyan esta propuesta de amnistía.
Por un lado, la justificación que dan es prosaica y engancha con la práctica política. O bien se trata de conseguir la solución al problema político de los nacionalismos, o bien se trata de lograr mayorías parlamentarias e impedir un triunfo de la derecha. Estaríamos ante una aplicación del mal menor, pero el problema de estas ideas es su falta de base. Nada apunta a la solución política de las reivindicaciones independentistas. Además, afirmar que hay que retener el gobierno para impedir el triunfo de la derecha equivale a dudar de la participación del electorado.
El problema, además, de la propuesta de amnistía radica en pensar que el medio se queda ahí, que se amnistía una vez y se cierra después la posibilidad, que se aplica a un problema causal y temporal, para después volver a la legislación y su aplicación. Pero esto no es así. La herida realizada al principio fundamental de la legalidad es profunda, pero es esa ley la que da la legitimidad al poder a partir de la adopción de la Constitución de 1978. Olvidan que la defensa de la amnistía se está haciendo como un ataque al Estado. ¿Cómo defenderemos en el futuro que la ley regula las relaciones de todas las personas si hemos roto ya su red y hemos justificado una excepción general? El Estado se debilita, y lo hace en la igualdad ante la ley formada en la voluntad democrática.
Hay que ir, además, hacia el análisis de los problemas conceptuales que hacen que PSOE y Sumar, y las izquierdas nacionalistas, puedan estar de acuerdo con esta posible amnistía. Desde afirmar el principio de autodeterminación de los pueblos en la Europa de 2024, hasta negar la validez esencial del Estado de Derecho. Es en estos razonamientos a corto plazo y en las justificaciones a largo plazo donde se evidencia la necesidad urgente de una nueva izquierda en España.
Porque la izquierda aquí y ahora no puede operar sin el Estado de Derecho, o rule of law (imperio de la ley). Es una de las adquisiciones de la filosofía política del XVII y XVIII y ya no es prescindible. Sabido es que Montesquieu (3), entre otros, defendió la división en tres poderes del Estado, por lo tanto, la aplicación de la ley, como base de la garantía de la libertad. Porque, tal y como afirmó Hannah Arendt (4), un gobierno no tiránico se basa en la ley y su aplicación: es el marco de estabilidad dentro del cual se producen las decisiones y acciones humanas.
En el siglo XXI la acción de la izquierda debe tener como objeto la democracia, su ampliación. Lograr la libertad entendida como la participación efectiva y amplia de la ciudadanía en la toma de las decisiones públicas, como afirmó también H.Arendt (5). Decisiones que se articulan en leyes, con aplicación universal y sin privilegios. De ahí la necesidad de una nueva izquierda que parta de la igualdad y el debate democráticos. Para lograr cauces democráticos de avance que nos conduzcan a acabar con la pobreza y la exclusión social en nuestra sociedad.
Nada más extraño que el aparente olvido de que la izquierda es necesariamente universalista, no participa en los proyectos políticos nacionalistas e identitarios, tal y como defendió con claridad Hobsbawn (6). La razón es clara, los nacionalismos son necesariamente exclusivistas, se dedican sólo a su propia identidad, pero la izquierda, expone Hobsbawn, se dirige a todos los seres humanos por igual.
La izquierda defiende el ámbito más amplio de derechos y libertades, civiles, políticos y sociales. Una izquierda, por lo tanto, basada en la libertad, para lograr mayor democracia y el fin de la exclusión social. En torno a este proyecto renacido debe surgir una nueva izquierda en España.
Referencias
(1) Proposición de Ley Orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña. (122/000019). Ver en www.congreso.es.
(2) Weber M. Sociología del poder. Alianza Editorial, 2012. Publicada originalmente en Economía y sociedad, 1921-22.
(3) Montesquieu, C.S. El Espíritu de las Leyes. Istmo, 2002. Publicado originalmente en 1748.
(4) Arendt, H. Orígenes del Totalitarismo. Alianza Editorial, 2006. Publicado originalmente en 1951.
- Una nueva izquierda (Ante la amnistía en España) - 06/02/2024
Muy buen artículo, especialmente cuando dice que «Por un lado, la justificación que dan es prosaica y engancha con la práctica política». En otras palabras, si los motivos fueran menos «prosaicos», podríamos incluso estar de acuerdo con algún tipo de amnistía hacia unos políticos que, al fin y al cabo, llevan ya unos años fuera de España y que además ( no entremos en detalles, simplemente miremos los resultados electorales) han sido votados por muchos ciudadanos españoles ( los catalanes también lo son, de españoles). Yo, al menos, estaría de acuerdo con una que fuera producto de un acuerdo entre las fuerzas principales del estado. Esta que nos dan es casi casi, barrio-bajera, de puro mercadeo político. No tiene altura política, solo interés banal. Es una amnistía de mercadillo comprada en el rastro o en els encants.