Miguel Ángel Derqui | Después de leer la posición firmemente belicista en relación a la guerra de Ucrania, del que se autodefine como intelectual y filósofo, Bernard Henry-Levy, en una entrevista de El Pais el 31/01/23, y tras la decisión del gobierno español de elevar notablemente su involucramiento en esta guerra enviando tanques a Ucrania, merece la pena seguir incidiendo en la necesidad de una reflexión colectiva en España sobre éste horroroso y controvertido asunto, porque ante el nivel e intensidad que ya ha alcanzado la guerra en Ucrania y la que se vislumbra en corto plazo, cualquier persona razonable no puede por menos de inquietarse.
La invasión militar rusa condiciona esencialmente el tono del posible debate sobre la guerra, porque aun cuando haya que analizar porqué se ha producido, el contexto histórico y sobre todo lo ocurrido en Europa del Este desde 1989, con la ampliación de la OTAN en contra de lo acordado con Gorbachov y con Putin, el hecho mismo de recurrir a la invasión bélica descalifica plenamente a Putin y con él a Rusia, aunque evidentemente no son lo mismo.
Si el ejército ruso se hubiera limitado solo a proteger a la población rusoparlante del Donbás que supuestamente quiere seguir ligada a Rusia y que puede entenderse que estaba siendo atacada por el ejército ucraniano, la situación hubiera podido ser más fácilmente comprendida, pero invadir Ucrania para deponer al gobierno de Zelenski, no tiene justificación por más que ese gobierno se hubiese apoyado en grupos ultraderechistas y estuviera armando peligrosamente a su población, aunque con armas convencionales suministradas por los países de la OTAN.
Rusia parece que no sabe cómo parar esta guerra o no está dispuesta a ello, aunque algunas noticias parece que indican que está pidiendo/ofreciendo negociaciones de paz, pero sobre la base de la situación de ocupación actual, lo que Ucrania rechaza rotundamente y exige la previa retirada de Rusia del Donbás.
Por su parte, a la OTAN, con EEUU a la cabeza, seguidos de la UE, no se les ocurre otra cosa que seguir armando a Ucrania, para que siga siendo ella la que sufra la destrucción y ponga los muertos, involucrándose los aliados occidentales militarmente en la guerra de una forma notable y peligrosamente beligerante, cuando su involucramiento debiera ser exclusivamente para encontrar la mejor forma de conseguir la paz.
No hacen falta más armas en Ucrania, lo que se necesita imperiosamente es una gran mesa de negociación, y un fuerte impulso mundial para que se sienten en la misma ucranianos y rusos y alcancen una paz equilibrada y duradera.
Porque la situación ha alcanzado caracteres alarmantes a escala internacional.
Se podría pensar que no debería ser difícil que EEUU y la UE, obligasen a Rusia a parar esta guerra, pactando unas condiciones de seguridad aceptables para Rusia y Ucrania. Lo que algunos analistas geoestratégicos vienen diciendo desde el principio de esta infame guerra. No parece que haya nadie sensato al mando para afrontar esta situación…
El papel que está jugando la UE en esta guerra fratricida, porque es lo más parecido a una guerra civil, debería ser el de convencer a EEUU y la OTAN de aparcar las medidas belicistas y propugnar con firmeza las negociaciones de paz comentadas antes, y que fuesen aceptables para Rusia y Ucrania… muy difícil, claro, porque todo hace pensar que estas negociaciones implicarían quizás la desmembración de Ucrania en la región occidental de Galitzia por un lado, declarándola neutral, a pesar de su activismo anti ruso y sus antecedentes pro OTAN, y la región oriental del Donbás y Crimea por otro, que por historia, sociedad y cultura quedarían incorporadas a la Federación Rusa. En un clima de acuerdos es de esperar que se encontrase también una solución para Odessa.
Si no se llegase a ningún acuerdo de este tipo siempre se podría recurrir a la solución plebiscitaria, tras la creación de las condiciones apropiadas para ello, de tal forma que se diese la palabra a los habitantes de las zonas en conflicto para encontrar la mejor solución a la convivencia en esas zonas, en un marco de buena vecindad pactada entre Rusia y Ucrania.
Aunque es suficientemente conocido que las decisiones sobre unos determinados lugares no conciernen exclusivamente a los habitantes de esos lugares, pues existen una serie de vínculos y relaciones que involucran también a los habitantes de otras zonas relacionadas, pudiera parecer que una solución democrática, con todas las condiciones de contorno necesarias, fuese la solución más apropiada para resolver este conflicto. En cualquier caso, no sería ocioso considerar también esta opción dentro de las posibilidades de paz duradera.
Sea como fuere, algo tendrán que hacer los que pueden, y no dejar que la situación se pudra hasta que se les vaya de las manos…
La OTAN es una organización militar que solo tiene sentido si los países que la integran sienten una amenaza bélica, y si esta no existe de hecho, solo puede justificarse la OTAN en la medida que se sienta como real una amenaza rusa, cuando lo que hay que intentar es un acuerdo permanente con Rusia, hasta el punto, si cupiese, de que la propia Rusia formase parte de la OTAN.
Alguien dirá que esto es ciencia ficción, ya que el comportamiento de Rusia como país invasor y posible amenaza en el norte y este de Europa permite una clara justificación de la OTAN lo que, si cabe, hace todavía más monstruosa y estratégicamente errónea la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Es perfectamente sabido que la permanencia de la OTAN tiene mucho que ver con los intereses del complejo militar industrial americano, y quizás también del europeo, que necesitan tener un enemigo permanente… y ahora lo están consolidando con Rusia…en donde, quizás, también tenga bastante peso su correspondiente complejo militar industrial, pero, en fin, la situación hoy solo admite una salida racional, para la que tienen que saber actuar con toda firmeza, diplomática, que no militar, EEUU y la UE por un lado y Rusia, con sus aliados tácitos, por el otro.
Pero muy lamentablemente no parece que el conflicto vaya a resolverse así y pronto.
Cada vez se hace más evidente que el desarrollo de la guerra se va a ir convirtiendo en una contienda en la que se va a poner en juego el armamento de los países miembros de la OTAN, a favor de Ucrania, por un lado, y por otro el de Rusia y sus aliados, de los que ya ha aparecido claramente Corea del Norte, pero China está también por ahí, e inclusive la India.
A este asunto del armamento se le sumará muy probablemente el que los ejércitos de ambos bandos estarán esencialmente constituidos por mercenarios de Blackwater y similares, por el lado de Ucrania y del Grupo Wagner y afines por el lado de Rusia, con lo que ésta será esencialmente una guerra económica hasta ver quién resiste más, pero que ocasionará la destrucción total del Donbás.
Esta lógica bélica no es nueva y se manifestó con toda su crudeza en la guerra de Irán-Irak de los años 80 y posteriormente en Afganistán y de nuevo en Irak. Es la perversa lógica económica aplicada a la guerra.
Pero el mundo racional debe oponerse con fuerza a esta lógica y abogar inmediatamente y con firmeza, en la guerra de Ucrania, para imponer:
“El cese de la invasión rusa, el alto el fuego inmediato y sentarse a negociar, rusos y ucranianos, con la inevitable participación de los aliados de ambos contendientes”.
No cabe racionalmente otra salida, y tras una ardua y larga negociación no cabe más solución que un acuerdo de paz y convivencia estable y duradera.
La mayor amenaza real para el mundo, hoy, es la pobreza, la desigualdad, las enfermedades, las pandemias, el cambio climático… y el fundamentalismo islamista…y ante esa amenaza deberían unirse Europa, Rusia, EEUU y China, sin dejar fuera a otras relevantes potencias mundiales, y cooperar entre ellos para organizar la paz, el equilibrio y el desarrollo mundial, que se supone sería lo beneficioso para todos ellos…
Pues algo así debería tratarse públicamente en España para que los españoles de alguna manera decidiésemos qué es lo que tiene que hacer nuestro gobierno al efecto y muy especialmente cuál debiera ser la actitud española en lo referente a la guerra en Ucrania.
Cuando la ignominiosa invasión angloamericana de Irak, con el involucramiento expreso del gobierno del PP, la izquierda española se movilizó y el “No a la guerra” fue atronador. Como ahora tenemos un supuesto gobierno progresista de izquierdas que se ha comprometido con la OTAN, EEUU y la UE en involucrarse plenamente en esta no menos ignominiosa guerra de Ucrania, parece que la izquierda española está ahora anestesiada y no es capaz de posicionarse contundentemente con un “No a la guerra” tan atronador como lo fue el anterior. ¡Lamentable!
Y evidentemente algo similar debiera ocurrir en toda Europa, pues esta infame guerra solo puede acarrearnos a todos enormes sinsabores, de magnitud y alcance no suficientemente valorados, como los que ya están sufriendo los ucranianos… y los rusos.
Miguel Ángel Derqui
Seguimos sin saber la respuesta a la pregunta que se hace en el título.
Precisamente la izquierda se ha posicionado con bastante claridad, en contra. Otra cosa es el PSOE. Quien considere al PSOE de izquierdas, que revise lo que significa ser de izquierdas, pues por mi parte tengo muy claro que hace mucho que dejó de ser Obrero y dudo que le quede algo de Socialista. PSOE ha dejado clara su posición, más cuando en materia de Defensa e Interior ha colocado como ministros a sendos jueces que de izquierdas tienen lo que servidor de fan del reguetón.
Para saber lo que quiere la mayoría del país, habría en primer lugar, que preguntarle. En segundo lugar, pasar por el parlamento la decisión de implicarse en una guerra. Guerra que tiene un final que ya todos conocemos. Porque no se puede derrotar a una potencia como Rusia por la vía militar. Lo único que hacemos es retardar lo inevitable, a costa del sangrado del erario público y de jugar a la ruleta rusa con una potencia nuclear regida por señores de dudosa racionalidad.
Por si os sirve para el cómputo, mi voto en contra de intervención militar de ningún tipo. Ni mandar tanques, ni pistolas ni nada que sirva para hacer pupita.
Creo que es un grave error el enfoque de este artículo. Se obvia que el problema de fondo es el imperialismo ruso. Rusia quiere recuperar el área de influencia (más bien, control y dominio) que tenía en la época soviética. Eso no se puede permitir. El expansionismo ruso es un peligro tremendo (que se lo pregunten a finlandeses y suecos o a los moldavos, etc…). Como por desgracia es costumbre en nuestra degradada izquierda, seguimos poniendo paños calientes con Rusia. Y todo por el antiamericanismo. En fin…