Después de varios años de ir perdiendo progresivamente la fe en la acción política de la izquierda, me encontré el pasado año 2022 con El Jacobino. Ya no recuerdo cómo se produjo ese encuentro, pero ante lo que parecía que me ofrecía ese nuevo (para mí) proyecto decidí darme una última oportunidad…
Un pelín de historia personal. Fui un votante clásico del PSOE durante toda mi vida política. Desde que la aprobación de la Constitución Española en 1978 me otorgó derecho de voto, no tuve que pensar demasiado para elegir a un partido socialista como destinatario del mismo. Cierto es que a lo largo de las últimas cuatro décadas, hubo ocasiones en las que por acciones específicas de ese partido, rechazadas rotundamente por mí, opté por otras formaciones siempre del lado izquierdo del tablero (ORT, PCE, IU,…) o incluso, últimamente, por opciones irrelevantes desde el punto de vista del resultado electoral por el prurito de seguir votando a pesar de todos ellos.
Y llegamos a estos últimos 12 meses. Enrolado con la variopinta tripulación de El Jacobino, dónde nos encontramos un grupo cada vez mayor de famélicos y harapientos supervivientes de diversos naufragios político-vitales, la singladura de este último año, aún siendo casi exclusivamente a través de redes sociales, ha sido realmente apasionante. En no pocas ocasiones he estado a punto de saltar del barco ante determinados posicionamientos de algunos compañeros de la marinería que a mi modo de ver estaban muy alejados de mis propios postulados. Pero algo me decía que no, que este era mi proyecto, no de otros, el mío. Y aquí he continuado aprendiendo esperanza.
Llegados a Octubre de 2023 se produjo la aparición de los «30 PUNTOS PARA UNA IZQUIERDA JACOBINA», que aunque a mi parecer tienen flecos y costuras sobrehiladas, ya pone negro sobre blanco un plan, un camino; y eso me gusta. Y de repente, casi sin solución de continuidad, se publica el libro «La izquierda traicionada». Punto y aparte.
Acabo de leer el libro y para mí ha sido una revelación, una caída del caballo. Yo nunca había sido capaz de meterme en faena con asuntos económicos y laborales, porque sencillamente me resultaban «un peñazo». Leo periódicos desde hace 50 años y siempre, absolutamente siempre me he saltado las páginas naranjas. Por supuesto no he leído ni a Marx, ni a Keynes, ni a Friedman, ni a Piketty, ni a ningún habitante de esos territorios. Y resulta que Guillermo del Valle me ha hecho entender un montón de cosas sobre esos asuntos tan «peñazos» con claridad y sencillez, provocando en mí incluso ¡el deseo de saber más! Se dice que Einstein dijo «no entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela». Pues bien, me siento la abuela de Einstein.
Y los otros temas, de los que sí creo que tengo opinión y argumentos más o menos fundados y reflexionados, resulta que los veo en el papel como si los hubiese escrito yo mismo pero mejor. Igualdad, laicismo, instrucción pública, identitarismo, nacionalismo, libertad, esperanza. Esperanza.
Y aquí estoy preocupado. Porque no he sido capaz de encontrar en todo el libro un tema en el que confrontar seriamente con Guillermo del Valle. Me siento entregado y eso no me gusta. Me encanta discutir, disfruto haciendo de abogado del diablo, no me rindo en una pelea dialéctica jamás; ni muerto. Pues bien, hoy por hoy tengo que decir que este libro me ha desarmado. Y no me rindo; habré de leerlo otra vez con la daga en la mano y poco he de valer si no encuentro algún sitio donde hacer sangre. Pero mientras eso llega, ¿cómo no asentir con vehemencia ante frases como las siguientes?:
- «… desligar a los seres humanos de sus condicionantes de origen»
- «A lo que no estábamos dispuestos era a renunciar a los ideales ilustrados de la izquierda ni abdicar de nuestra ambición de una España de ciudadanos libres e iguales»
- «… igualdad plena entre mujeres y hombres como ciudadanos igualmente libres y con idénticos derechos y deberes políticos, sociales y económicos»
- «… la potencialidad transformadora del derecho y de la política»
- «… sin políticas económicas, productivas, fiscales, laborales o de vivienda, … la educación no podrá desempeñar por sí sola un papel transformador»
- «… la intervención pública del Estado en la educación es ineludible»
- «… la pegajosa, metafísica e insoportable identidad cultural»
- «El identitarismo bueno no existe …»
- «No está bien visto en España que nadie discuta el carácter progresista de la plurinacionalidad»
- «La mejor herencia ilustrada consiste en garantizar la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos, los iguales derechos asentados en leyes que son la expresión última de ese compromiso de civilización»
Ciudadanía, ilustración, igualdad, libertad, derechos y deberes, educación, Estado. Va de eso. Si la izquierda existe es porque va de eso y el libro de del Valle está cargado de estos conceptos y por consiguiente, «es un arma cargada de futuro».
Para finalizar, considero que en este libro están marcadas todas las líneas maestras de lo que deberá ser la larga travesía que tiene por delante El Jacobino. Docenas de temas de segundo y tercer nivel habrán de ser discutidos y desarrollados en los próximos meses y años, pero el rumbo hacia los objetivos está señalado. Este libro está llamado a ser un libro de «derrota».
(*) Derrota: Rumbo o dirección que llevan en su navegación las embarcaciones
- La izquierda traicionada, un libro de «derrota»(*) - 25/12/2023
- De animales y sueños - 27/04/2023
- Gestación subrogada - 31/03/2023
Estimado Miguel:
Empecé leyendo tu artículo con cierta aprensión, pero felizmente he comprobado que la aprensión estaba totalmente injustificada.
Gracias a nuestro querido ubicuo, Guillermo del Valle, pero también a Javier, Jose Carlos y bastantes más, compartimos la derrota de El Jacobino.
Enhorabuena por el artículo y feliz año.