Buenos días, estimado lector. Cuando escribo estas líneas estamos en plena vorágine negociadora (sería más adecuado decir de bajada de pantalones) de la negociación del nuevo gobierno, y el tema de actualidad es por supuesto la amnistía y las continuas cesiones de Sánchez a los nacionalistas. Los compañeros de “El Jacobino” han tratado y seguro que seguirán tratando el tema en las próximas fechas con la seriedad que les caracteriza.
Pero yo quisiera llamar su atención sobre un tema quizás no tan urgente, pero creo que igual de importante y en cuyo nombre se han cometido en los últimos años auténticas barbaridades contra las clases trabajadoras españolas y europeas: Las políticas ecológicas y agrícolas de la Unión Europea y de España.
Creo, querido lector, que para tocar este tema debe empezarse por hacerse una clarificación sobre cuál es la situación actual en este ámbito. Que parte de las amenazas ecológicas que se van predicando por algunos son reales, y cuales son exageraciones infundadas. Y hay que empezar por hablar claro sobre lo más obvio: el cambio climático.
A día de hoy, nadie sensato puede negar que la actividad humana ha variado una serie de parámetros clave. Sin entrar en predicciones, sino en hechos, la actividad humana ha aumentado la concentración de CO2 en 40 años en un 25%. De 350 ppm a 425ppm. Un servidor sin ir más lejos, midió esa concentración hace más de 20 años durante la carrera, y la actual la hemos podido ver todos con los medidores del COVID. Solo la mano del hombre ha podido causar ese incremento. Las demás explicaciones mínimamente plausibles están estudiadas y descartadas (no, los volcanes no emiten esa cantidad de CO2). Y si alguien cree que se puede variar tantísimo los niveles de CO2 sin que eso tenga efectos en la naturaleza, discúlpenme, pero es que no sabe de qué habla.
La cuestión es que las medidas impuestas para luchar contra esto, son erróneas.
Pero por favor, estimado lector: No me sea usted una de esas personas que como no le gustan las medidas que se toman contra el cambio climático, decide negar lo que son hechos.
Las medidas tomadas, reitero: Son erróneas. Pero el cambio climático es un problema real y serio.
¿Por qué afirmo que las medidas tomadas para luchar contra el cambio climático (CC a partir de ahora) son erróneas? Pues porque parten de una política activista, que ha comprado el falso relato de que el Cambio Climático es el fin del mundo, y que si no lo paramos ya, inmediatamente, será “el fin de nuestra civilización”. El fin del mundo. Poco menos que iremos a un mundo apocalíptico tipo Mad Max.
Si la opción es o parar el cambio climático o fin del mundo, cualquier medida para luchar contra él estará justificada. Cualquiera. Pero la cuestión es que no es así. El Cambio Climático es un problema ecológico, económico y social, real y serio. Pero no es el fin del mundo.
Por tanto a la hora de solucionarlo deben tenerse en cuenta otra serie de cuestiones igualmente importantes, como que los ciudadanos tienen que poder moverse, o que poder calentarse en invierno.
Y no nos engañemos: La realidad es que las medidas contra el Cambio Climático están recayendo todas sobre las clases trabajadoras. Cuando prohíben coger determinados vuelos, a quien se lo prohíben es a las clases trabajadoras y medias. Quienes hacen esas prohibiciones, y quienes tienen dinero, van a poder seguir volando en sus aviones privados. Cuando ramón espinar dijo aquello de “igual no todo el mundo puede tener aire acondicionado en verano”, no se refería a que él no iba a tener aire acondicionado: Se refería a que no lo va a tener usted.
También relacionado con el tema ambiental, esta otro de los mayores desastres (y mire que la lista es larga) hechos por la clase política europea: La política agrícola. Que en este caso es un reflejo de la política industrial.
No sé si habrá seguido usted la noticia de que Europa pretende reducir a la mitad el uso de pesticidas agrícolas y de fertilizantes en pocos años. A priori, eso no suena necesariamente mal, si no fuese por una razón: Significa complicar MUCHÍSIMO el trabajo de nuestros agricultores, y que sus producciones se reduzcan enormemente. ¿Cómo pretenden compensar esto? Permitiendo la importación de más productos extranjeros. Productos que se obtienen usando (ellos sí) los pesticidas y fertilizantes que aquí prohibimos, y además con una mano de obra que en ocasiones roza la esclavitud.
Sí, estimado lector: Lo que está haciendo Europa con la agricultura, repitiendo los pasos de lo ya realizado con la industria, es coger la zona del mundo donde ya había una normativa lo más protectora de la naturaleza, y aumentar las limitaciones tanto que hagan la producción insostenible. Y al mismo tiempo, abrir el comercio a países que tienen pocas o ningunas de esas limitaciones (Miremos el caso de los productos importados de Sudáfrica, y los resultados de los análisis que se les realizan).
En definitiva, estimado lector: Europa está exportando su contaminación. Se va a contaminar más, pero eso sí, en un lugar donde los burócratas de la comisión europea no lo vean. Y de paso por el camino nos cargamos todo el sector agrícola europeo.
Globalización en estado puro.
Por todo ello, me gustaría proponer una serie de puntos, una especie de “programa” sobre cómo deberían afrontarse los problemas ecológicos que actualmente estamos sufriendo:
1- La humanidad, y Europa en particular se enfrenta a una serie de problemas ecológicos reales y serios: El cambio climático, la gestión del agua, o la producción de comida de forma lo más respetuosa posible con el medio ambiente.
2- La protección del medio ambiente es importante. Pero esta protección debe compaginarse con cuestiones tales como la necesidad de movilidad, un precio de la energía razonable, o una mínima soberanía alimentaria.
3- El coste de las medidas de protección del medio ambiente y los sacrificios asociados no pueden recaer por sistema sobre las clases medias y trabajadoras.
4- No se puede limitar la movilidad en vehículos privados mientras que las alternativas sean lamentables o inexistentes. En vez de prohibir el coche, lo que debe hacerse es que el transporte público sea una alternativa real, y no una tortura que tarda 10 veces más. Y eso, cuando lo hay.
5- En las circunstancias actuales, el planteamiento de que solo se vendan coches eléctricos en 2035 es absolutamente irreal. A día de hoy, su consecuencia más probable es que lo que logre sea aumentar la vida media del parque móvil aún más: Coches más viejos, más contaminantes y más inseguros.
6- Mientras se desarrollan coches eléctricos asequibles que sean un lujo para las clases altas, y se soluciona el problema de la recarga, debería plantearse el favorecer la renovación la flota de los coches de combustión: Un coche nuevo de combustión que a diferencia de los eléctricos ya es útil y (relativamente) asequible hoy, contamina mucho menos que mantener el viejo coche de 14 años.
7- En España tenemos un problema con la gestión del agua. No puede seguir aumentándose el número de regadíos, al menos durante un tiempo. De la misma forma, debe lucharse de una vez contra los pozos ilegales.
8- Debe estudiarse y plantearse la posibilidad de construir nuevos embalses de almacenamiento. Pero al mismo tiempo, nuestros ríos están llenos de minipresas eléctricas, azudes, obstáculos, y unas pocas presas “reales” que ya han perdido su utilidad. Todas estas obras que causan un daño ecológico a un bien de todos para beneficiar a muy muy poca gente, deben derribarse. Los embalses deben construirse y mantenerse solo por el bien general. No por el bien de unos pocos.
9- No toda el agua que termina en el mar “sobra”. Hay que ser conscientes de que las avenidas forman parte imprescindible de los ecosistemas. Su eliminación pone en riesgo, sin ir más lejos, los ecosistemas de los deltas y los estuarios, que son una de las zonas más ricas de pesca.
10- Las limitaciones impuestas a los sectores productivos como la agricultura en nombre del medio ambiente, deben tener en cuenta que el sector debe seguir siendo viable. Si deja de serlo, se pasará a producir en otros países y el resultado es que se contaminara más. Que no se vea no hace que esto deje de ser así.
11- Si se permite la importación de productos producidos en otros lugares, estos deben tener las mismas condiciones de producción que le imponemos a nuestros productores. Deben establecerse controles SERIOS para asegurarse de esto, y el incumplimiento debe implicar directamente la prohibición de la importación.
12- En el caso de que lo segundo no sea posible, deben establecerse aranceles que aseguren que nuestros productores compitan en igualdad de condiciones.
En fin, estimado lector, estoy seguro de que a usted se le ocurren algunos más. Pero la idea de fondo es muy clara: Los problemas medioambientales existen y están ahí, pero no pueden afrontarse a base de que el coste lo pague la clase trabajadora, ni de que nos carguemos sectores enteros con el resultado de que, además, se contamine más, pero eso sí: donde los europeos no lo veamos.